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miércoles, 10 de septiembre de 2014

¿A qué escala debe elaborarse un estudio de impacto ambiental?

¿A qué escala debe elaborarse un estudio de impacto ambiental?




¿A qué escala debe elaborarse un estudio de impacto ambiental? algunos especialistas podrían responder que “depende”; otros podrían decir “a escala 1:50,000 porque siempre se presenta así y así es aprobado por la autoridad competente”. Algunos especialistas más acuciosos, considerando la Ley Nº 27446 Ley del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental, su modificatoria y su reglamento, podrían decir que “un estudio de impacto ambiental detallado debe realizarse a escalas de detalle y un estudio de impacto ambiental semidetallado debe realizarse a escala de semidetalle”.

Los términos “detallado” y “semidetallado” llevan inmediatamente a rememorar a la Oficina Nacional de Evaluación de Recursos Naturales (ONERN). Dicha oficina inicio sus labores en 1962 y fue desactivada en 1993. Una parte de sus funciones fueron absorbidas por el Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA), igualmente desactivado hace poco.

La ONERN, que inicialmente dependía del Instituto Nacional de Planificación, elaboraba estudios integrados de recursos naturales. Durante las tres décadas que existió fue el ente oficial de inventarios y mapas de recursos naturales; además, punto focal para la gestión de los temas ambientales con implicancia nacional e internacional. Con el fin de atender sus encargos, convirtió a sus profesionales en expertos en la temática de evaluación de recursos naturales y cartografía temática. Muchos de tales profesionales siguen prestando servicios en otras entidades del Estado (Ministerio del Ambiente, por ejemplo) o como consultores en los temas de recursos naturales e impacto ambiental. 

Dicha oficina adecuó metodologías de evaluación de suelos, bosques, geología, agrostología, uso actual, socioeconomía, climatología, ecología a las particularidades de nuestro país. Como parte de esas metodologías estableció una tipología de estudios de recursos naturales, y recomendaciones de escalas cartográficas. La mencionada tipología consideraba lo siguiente: estudios exploratorios (1:250,000), estudios de reconocimiento sistemático (1:100,000), estudios de semidetalle (1:50,000) y estudios detallados (1:25,000). Estas metodologías se siguen empleando, hoy en día, en la elaboración de los diagnósticos y líneas de base de los estudios de impacto ambiental.

Es posible que la nominación de estudios de impacto ambiental detallados y estudios de impacto ambiental semidetallados provenga de la conceptualización que hacía la ONERN acerca de las escalas y alcances de sus estudios. Si en la discusión de la Ley de SEIA participaron profesionales provenientes de la antigua ONERN o INRENA es posible que hayan influenciado con sus conceptos la definición de dichos niveles de estudios de impacto ambiental. Por tanto un estudio de impacto ambiental correspondería a escalas de 1:25,000 y un estudio de impacto ambiental a un 1:50,000, lo cual no es necesariamente correcto.

Un estudio de impacto ambiental en general, sea una declaración de impacto ambiental (DIA), un estudio de impacto ambiental detallado (EIA-d) o estudio de impacto ambiental semidetallado (EIA-sd), emplea un juego de escalas entre detalladas y menos detalladas. Las variables que miden el impacto ambiental deben ser analizadas con mayor detalle, independiente de si se trate de un DIA, EIA-sd o un EIA-d.

Por ejemplo, si un estudio de impacto ambiental descarta alguna contaminación de cursos de agua dado que el proyecto no produce efluentes; y detecta que el principal aspecto ambiental del proyecto es la emisión de partículas desde fuentes fijas, es posible que plantee elaborar un modelo de dispersión de partículas. Estará empleando dos escalas: un estudio panorámico de los cursos de agua del área y un estudio de nivel detallado para la dispersión de contaminantes, a pesar que quizá el estudio corresponda a un EIA-sd.

A modo de primera conclusión, un estudio de impacto ambiental emplea múltiples escalas para el análisis de impactos por lo que no es correcto establecer a priori una determinada escala cartográfica. Las escalas de los estudios ambientales estarán asociadas a las propias escalas espaciales y temporales en las que se manifiesta el componente, proceso, fenómeno e indicador del impacto ambiental en análisis. Desde este enfoque, las denominaciones establecidas: estudio de impacto ambiental detallado (EIA-d) y estudio de impacto ambiental semidetallado (EIA-sd), por la Ley Nº 27446 Ley del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental, podrían no ser apropiadas, por el sesgo aparente hacia escalas cartográficas.

¿Qué es la escala?

Hasta esta altura del texto el lector puede advertir que no hemos definido lo que entendemos por escala. Hemos supuesto que todas las personas entienden lo mismo respecto al término “escala” lo cual no es tan cierto. ¿Qué es la escala? Existen controversias sobre la exacta definición de escala y resolución. 


Existen por lo menos tres definiciones de escala; la primera denota extensión (escala geográfica, escala de observación), la segunda se refiere a la escala cartográfica donde una escala grande cubre una pequeña área geográfica, y una escala pequeña cubren áreas extensas. El tercer uso se refiere a la extensión espacial en la cual opera u ocurre el fenómeno. Bastante relacionado se encuentra el concepto de resolución el cual se refiere a la más pequeña parte distinguible en un objeto o secuencia. Quattrochi y Lam (1992: 88)

La escala puede referirse a la escala espacial, temporal o espacio-temporal. La escala espacial se define como la dimensión física de un objeto o proceso en el espacio. Cada disciplina establece particularidades acerca de la escala.

Por ejemplo en ecología, los objetos y procesos ecológicos tienen una escala característica de operatividad. Un mismo proceso puede generar patrones diferentes a distintas escalas, al estar regulado por diferentes mecanismos. La forma de los patrones y el funcionamiento de los procesos ecológicos dependen de la escala espacial y temporal. Para evaluar la importancia de la escala en el análisis espacial de datos ecológicos es conveniente descomponer el concepto de escala en tres dimensiones: ecológica, de muestreo y analítica. La escala ecológica expresa la dimensión real de los fenómenos ecológicos. La escala de muestreo hace referencia a la extensión del área de observación y a las características espaciales de las unidades de muestreo, por ejemplo, el área de un cuadrado de muestreo para contar plantas herbáceas en un herbazal, o la disposición de esos cuadrados en una retícula mayor. La escala analítica refleja las características espaciales de las unidades de muestreo en términos de análisis, por ejemplo, cómo se distribuye la varianza a lo largo de esas unidades de muestreo. GARCÍA 2008: 36-73

¿Cómo se determinan las escalas en un estudio de impacto ambiental?

Cuando se está frente a esta tarea, generalmente se piensa inmediatamente en la escala cartográfica y en el tamaño de papel para imprimir el mapa resultante. Es un modo “oneriano” de proceder que transforma, lo que debería ser una línea base de un EIA, en un estudio integrado de componentes físico bióticos. Lo correcto es plantear en primer término las hipótesis de impactos, sus variables e indicadores. Alguna de las variables determinará la escala cartográfica.

Es conveniente recordar que el impacto ambiental se define como un cambio significativo en el medio. Para poder evaluar este cambio se requiere determinar las variables que cambiarían por efectos del proyecto. Por ejemplo, es posible que la variable precipitación pluvial no mida el impacto de algún proyecto. El proyecto tendría que tener una gran envergadura como para modificar el régimen de lluvias de algún lugar. Con ese mismo criterio debe revisarse si las variables como composición florística, abundancia, riqueza de especies, diversidad, etc., medirían cambios ocasionados por el proyecto. No debe olvidarse que las variables permitirán predecir los impactos y posteriormente medirlos en la fase de monitoreo.

Una vez establecida la variable y sus indicadores queda por averiguar la escala espacial y temporal en la que se manifiestan estas variables. Incluso debería observarse las escalas en las que se presentan como fenómeno simple o como fenómeno complejo. Siempre que observamos la realidad debemos recordar que lo hacemos con una carga teórica y un nivel de percepción u observación. También debe tenerse en cuenta que no todas las variables pueden cartografiarse. 

Por ejemplo, si se desea estudiar y representar el bosque resultarán escalas de menor detalle cartográfico con relación a si interesan los árboles y no el bosque. Si se desea evaluar patrones de distribución de bosques, la escala cartográfica tendrá que reducirse aun más para lograr observar una gran extensión. La variable elegida determinará la escala espacial de evaluación.

Respecto a la escala temporal, se puede comentar, para el ejemplo, que el bosque puede tener épocas de floración y fructificación, marcadas. Si un proyecto se ejecuta en la época en la cual el bosque está en fructificación podría presentarse mayores efectos sobre la fauna que si se ejecuta en otra época. Entonces, sí interesa evaluar fenómenos estacionales o periódicos para planificar el proyecto e incorporar medidas preventivas. Interesa saber si el fenómeno es continuo o periódico, duración de cada ciclo (días, meses, años décadas). Esta apreciación determinará el momento del muestreo. (Este punto nos lleva al tema de la estacionalidad climática y la fenología, que bien merece tocarse con profundidad, en otra nota)


Referencias
GARCÍA, Daniel
2008 El concepto de escala y su importancia en el análisis espacial. En MAESTRE, Fernando; Adrián ESCUDERO y Andreu BONET (editores). Introducción al Análisis Espacial de Datos en Ecología y Ciencias Ambientales: Métodos y Aplicaciones. Madrid: Universidad Rey Juan Carlos, pp. 36-73
http://www.ecologiaespacial.es/index.php
QUATTROCHI, Dale y Nina Siu-Ngan LAM.
1992 On the Issues of Scale, Resolution and Fractal Analysis in the Mapping Science. Volumen 44, número 1, p. 88-98



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